a esposa del príncipe Carlos le ha mostrado simpatía a Kate, pero muchos se preguntan si es sincera
Unos meses antes de la boda real en Inglaterra, un acercamiento entre Kate Middleton y Camilla Parker-Bowles se hizo muy obvio y dio mucho que hablar. ¿Qué tendrían que conversar dos mujeres plebeyas, en línea para convertirse en reinas? Ahora ambas son duquesas ?la de Cambrigdge y la de Cornwall, respectivamente?, casadas por amor con dos hombres destinados a ser futuros reyes del Reino Unido. ¿Son aliadas o rivales? Para muchos, es extraño pensar que de pronto Kate y Camilla se hagan amiguísimas. ¿Se imaginan si la joven Kate confía y deposita su cariño en la mujer que su fallecida suegra, la princesa Diana, odiaba profundamente y culpaba de destruir su matrimonio? Toda una telenovela, pero en este caso, la realidad supera la ficción. Dicen que en el famoso almuerzo público antes de la boda, entre Kate, su hermana Pippa Middleton, Camilla y su hija Laura Parker-Bowles abundaron las risas. Incluso Camilla bromeó al decir: “¿Y qué hacemos si el novio no se presenta en la iglesia?”. Con ternura y una expresión encantadora, Camilla fue muy cariñosa con su futura nuera y le dio consejos y más consejos, aunque Kate solo sonreía y asentía con la cabeza, tal como contaron a la prensa los presentes en el comedor del hotel Berkeley aquel mediodía. La chica sabe que el silencio y el misterio son sus mejores armas, pues es muy segura de sí misma, algo de lo que carecía la muy joven Diana cuando se casó. Camilla y Kate comparten una enorme paciencia, porque ambas esperaron muchos años para poder casarse con el hombre que amaban, y su gusto por las cacerías que el príncipe Carlos organiza en Highgrove. Dicen que la duquesa de Cornwall quiere acercarse a la joven, pero nadie sabe si es por genuino cariño o porque es calculadora. ¿O quizás un poco de ambas cosas? Lo más curioso es que Camilla ?a quien le gusta proyectar una imagen de mujer bonachona, nada esnob, sino muy democrática y natural, lo que poco a poco ha ido ganando a los ingleses, fue quien evitó que las mejores amigas de Diana (que conocen a William desde que nació y tienen mucha amistad con la Familia Real) fueran invitadas a la boda. Esta noticia, en medio del alboroto del evento, pasó inadvertida. Ni Jemima Goldsmith ni su madre, la elegante socialite lady Annabel Goldsmith, fueron invitadas, aunque de niños William y Harry pasaban temporadas en la bella finca de ladyAnnabel. Tampoco fueron tomadas en cuenta Rosa Monckton ni su hija Domenica (ahijada de Diana) ni la embajadora Lucia Flecha de Lima, excelentes amigas de la princesa, quienes a su vez conocían y adoraban a los niños. POR NAYELLI GONZÁLEZ