Desde que era apenas una adolescente, Miley Cyrus ha pasado gran parte de su vida a bordo de un avión para promocionar su carrera musical e interpretativa en distintos rincones del mundo y a lo largo de los años ha aprendido a entretenerse de las maneras más inesperadas durante sus esperas en los aeropuertos.
¿Incómoda situación?
La última afición que ha descubierto y que le proporciona una perversa satisfacción implica a los pobres empleados de los controles de seguridad, a los que le encanta poner en la incómoda situación de tener que pedirle que extienda las piernas y los brazos para que le hagan un registro corporal enfrente del resto de viajeros. Y todo porque se niega a volar sin sus habituales collares, anillos y piercing puestos. “Tenemos una relación de amor-odio. Me odian porque, obviamente, utilizo mucha bisutería y no me la quito nunca y puede resultar muy molesto para ellos. Pero al mismo tiempo también les encanto porque así tienen una excusa para hacerme un cacheo”, reveló entre risas a su paso por el programa de radio británico ‘Capital Breakfast with Roman Kemp’. El hecho de que en los últimos años el personal de los aeropuertos haya tratado de implementar una política mucho más respetuosa para tratar de no incomodar a nadie solo consigue que la situación resulte más divertida para ella. "Últimamente se han vuelto muy, muy precavidos con las revisiones y a mí ha empezado a gustarme aun más. ¡Nunca está de más algo de contacto humano! Ya me entiendes...”, reconoció.