El actor británico Jude Law, de 47 años, ya reveló en una ocasión que, de forma esporádica, se sometía a períodos de duración variable en los que solo podía ingerir alimentos sólidos desde las doce del mediodía hasta las ocho de la noche: una práctica que a su juicio le resultaba indispensable para depurar su organismo y, por tanto, neutralizar los efectos derivados de ciertos excesos.
Ahora, el flamante protagonista de la serie The Young Pope volvió a hablar sobre sus curiosos hábitos alimenticios para, entre otras cosas, afirmar con rotundidad que le “encanta” matarse de hambre cuando la situación se lo exige, una actitud que también se aplica a esas circunstancias en las que su cuerpo le pide todo lo contrario.
Solo se vive una vez
“Me encanta restringir lo que como, hasta el punto de matarme de hambre y solo beber agua. En otras ocasiones solo como verduras y legumbres. Y también me encanta darme un buen homenaje, disfrutar de un buen banquete, probar todo tipo de comidas y vinos... Quiero decir, solo se vive una vez, ¿verdad?”, reveló en conversación con la revista Vulture.
El astro del cine echó mano de los mismos niveles de apabullante transparencia para admitir que, como a buen seguro le ocurrirá a otros muchos compañeros de profesión, algunos de sus trabajos cinematográficos se han visto motivados por la mera necesidad de ganarse “el pan”.
“No podría decir que una parte demasiado importante de mi trabajo solo se explica por dinero, pero sí que hice alguna que otra película con la mentalidad de: ‘Dios, de verdad necesito ganar algo de dinero’. Pero así funcionan las cosas cuando tienes que ganarte el pan y poner comida en la mesa para tus hijos”, señaló el famoso actor, padre de Rafferty (23), Iris (19) y Rudy (17) con su primera esposa Sadie Frost; de Sophia (10) junto a su exnovia Samantha Burke, y de Ada (4) con su también expareja Catherine Harding.