A lo largo de este verano, Salma Hayek se ha dedicado a recorrer algunos de los lugares más paradisíacos del mundo junto a su familia y en una de esas paradas, concretamente en una playa de Bora Bora, la esperaba una romántica sorpresa: su marido François-Henri Pinault, con quien contrajo matrimonio en 2009 en Venecia, se encargó de todos los preparativos para que pudieran renovar sus votos en una ceremonia frente al mar. El único arrepentimiento que guarda ella de cara a esa segunda boda es no haber tenido la oportunidad de preparar mejor su vestuario, que consistía en un favorecedor, pero informal, vestido rojo que combinó con su alborotada melena oscura. “El mejor momento de este verano fue cuando mi marido me organizó una ceremonia sorpresa para renovar nuestros votos matrimoniales. Yo hubiera escogido otro vestido, pero me dijeron que íbamos al spa”, explicó la mexicana junto a una de las varias instantáneas de ese día que ha querido compartir con todos sus seguidores de Instagram. https://www.instagram.com/p/BnB-wlVngEI/?taken-by=salmahayek Por otra parte, Salma no era la única que lucía un aspecto casual para la ocasión, ya que su marido apostó por un atuendo compuesto por una sencilla camiseta blanca y unos pantalones sport con rayas laterales, sin duda, para no despertar las sospechas de la artista arreglándose demasiado esa mañana. Entre los invitados a la ceremonia se encontraban Valentina, la hija que tienen en común Salma y François, y la joven Mathilde, de 17 años, fruto de una relación anterior del empresario francés, que ejercieron de testigos y se disputaron además el ramo de la novia en el tradicional lanzamiento que la famosa estrella no quiso dejar de realizar. https://www.instagram.com/p/BnCBC6AHHa6/?taken-by=salmahayek Y por supuesto, en un día tan importante, no podía faltar la música. Aunque la artista es una apasionada de las rancheras, en esa ocasión tuvo que conformarse con un “hombre orquesta” que su marido consiguió encontrar y contratar para que amenizara la jornada.