El cineasta mexicano relató que pronto se reunirá con su familia para compartir con ella su triunfo
Nada más de terminar de agradecer su segundo y último Óscar de la noche, el cuarto que ganaba el filme ‘La forma del agua’, y tras cerciorarse de que el sobre de la película ganadora contenía efectivamente una tarjeta con el título de su película, Guillermo del Toro se apresuró a bajar del escenario con una sola idea en mente: cambiarse cuanto antes de ropa.
“Lo primero de todo, y lo más importante, es que fui a cambiarme de zapatos y de pantalones. Eso era lo más urgente. Mis zapatos habituales son del tipo que llevaría un enfermero, están muy bien acolchados; pero mis zapatos elegantes eran una tortura”, confesó el cineasta a su paso, ya como flamante dueño de dos estatuillas doradas, por el programa de Jimmy Kimmel, el presentador de la ceremonia que le coronó como el gran triunfador de la velada.
El calzado no fue lo único que le provocó más de un quebradero de cabeza al director, que por norma general prefiere los atuendos más informales. La agotadora promoción de la cinta y los nervios antes de la gran cita del cine le hicieron bajar unos cuantos kilos que acabaron jugándole una mala pasada con su vestuario en la noche más inoportuna posible.
“He tenido que aprender a las malas que los pantalones de esmoquin no están hechos para llevar cinturones. Habitualmente, mi barriga se asegura de que no necesite llevar uno, pero resulta que he perdido peso -un poquito- por el estrés, así que a lo largo de toda la noche no dejaba de salírseme la lonja izquierda y yo no paraba de subirme los pantalones a cada rato... Era muy enervante”, aseguró divertido.
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Ya mucho más cómodo y relajado, Del Toro acudió a la popular fiesta que cada año ofrece la cantante Madonna después de la ceremonia, aunque en su caso duró poco tiempo en ella: “Encontré rápido la comida y la bebida, y me dirigí directo hacia la salida. La verdad es que era una fiesta muy concurrida, todo el mundo famoso estaba allí: Leonardo DiCaprio, Adrien Brody... Luego, mientras esperábamos por el ballet parking, acabamos justo detrás de Elon Musk. Y Alejandro Iñárritu, quien estaba conmigo, empezó a hacerle preguntas sobre estaciones para recargar vehículos eléctricos”, recordó divertido.
Los próximos planes del director implican algo menos de glamour, pero le hacen bastante menos ilusión, ya que en los próximos podrá por fin reunirse con su familia para compartir con ellos su triunfo.
“Esta semana voy a regresar a mi ciudad, para ver a mi mamá y mi papá, y me voy a llevar conmigo a los gemelos”, aseguró en referencia a los dos Oscar.
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