No sólo de alcohol, drogas y tabaco vive el adicto. Hay dependencias ?inofensivas?, raras y hasta extravagantes igual de peligrosas. Para muestra, la celebs
Por genética, hay quienes son proclives a desarrollar conductas adictivas y el entorno puede ser un factor clave para que florezcan. Debido a que las críticas, la incertidumbre, el acoso y las presiones son cosa de todos los días en Hollywood, esto resulta ser un factor de riesgo para las celebridades.
Si a ello le agregamos que los famosos son un grupo profesional que comparte un perfil psicológico complejo, pues el asunto se agrava. Y es que muchas estrellas llegaron adonde están porque sus historias han sido duras, aunque eso las ha impulsado, pero también las ha despojado de una estructura emocional sólida.
Otras no cuentan con una buena educación, y sus valores y no están muy bien fundamentados. Y no faltan quienes buscan llenar vacíos o satisfacer un enorme narcisismo con bienes materiales y el reconocimiento de los demás.
Lo cierto es que lidiar con la fama no es fácil y, en ocasiones, lleva a rutas de escape que conducen a sus víctimas a un infierno. Hay quienes logran salir, y a otros los perdemos para siempre.
Adicción a las compras
No es raro que los artistas sean presa fácil de las adicciones. Buscan relajarse, olvidar o evadirse y, cuando encuentran eso que les permite hacerlo, del gusto pasan al hábito, y de ahí a la obsesión para vivir en un estado de constante satisfacción.
Pero así como hay quienes lo hacen con drogas y alcohol, otros optan por versiones light; al final, se refugian en la compulsión para lidiar con sus inquietudes. Aunque su mente, cartera, relaciones e imagen, lo sufran a profundidad.
Ahí están Victoria Beckham, Sarah Jessica Parker o Megan Fox, ¡tres superadictas a las compras! La esposa de David afirma que no puede pasar una semana sin comprar un bolso, mientras que la estrella de Trasformers tiene picos obsesivos que la hacen adquirir zapatos a diario.
Otro tanto ocurre con la estrella de Sex and the City, quien no tiene fuerza para resistirse a un par de Manolo, Jimmy Choo o Louboutin. Las tres ven escurrirse los ceros en sus estados de cuenta a cambio de productos que pasarán la mayor parte del tiempo guardados, pues con la cantidad que tienen, ¿cuántas veces los podrán lucir?
Pasión y peligro
En el rubro de ?otras adicciones? existe una enorme variedad, aunque en todos los casos la característica es la falta de control. La debilidad al sexo, por ejemplo, casi le costó el matrimonio a Michael Douglas, quien afirmó, le provocó un cáncer de garganta por fortuna ya superado. Sin embargo, nos preguntamos qué tanto habrá influido esto en los quiebres emocionales que sufrió su compañera, Catherine Zeta-Jones. Del mismo capricho, se han declarado culpables David Duchovny, Lindsay Lohan y Kanye West. ¡Mucho cuidado, Kim!
También existe la fijación por la adrenalina. Tenemos a Angelina Jolie, quien con naturalidad ha hablado de la irresistible atracción que sufre por todo aquello que le haga sentir mariposas en el estómago y le ponga el corazón a mil.
?Las cicatrices que tengo por las estupideces que he hecho, me deberían haber hecho más precavida. Pero no puedo escapar de esta fascinación?, dijo en una entrevista.
A su vez, la guapa Wonder Woman, Gal Gadot, es otra integrante del club gracias a su tremenda afición por correr en moto a gran velocidad.
Y qué tal los aferrados al gym. ¡Cada vez son más los vigoréxicos!. Por aquí pasan Madonna, de nuevo Sarah Jessica, Pink, Matthew McConaughey y Dwayne Johnson; llueva o truene, ninguno puede dejar el ejercicio por un día.
Aferrados al juego
Otra especie de adictos son los ludópatas, quienes viven en el constante ciclo de ?la última tirada? sin poder salir de ahí. Igual que tienen golpes de suerte, pierden en un instante cantidades bestiales de dinero.
Un caso emblemático es el de Ben Affleck, quien en una noche se ha llegado a jugar fortunas en blackjack y ha sido vetado de un par de casinos en Las Vegas, tras descubrir que es un experto en contar las cartas para ganar.
En esta modalidad también están los gamers. En la lista tenemos a Jessica Alba, Anna Kendrick, Mila Kunis, Cameron Diaz, Rosario Dawson, Jodie Foster, Kim Kardashian y sí, otra vez, Megan Fox.
Pero mientras unas se decantan por la acción y el combate, otras se enganchan a destrezas más inocentes que, no obstante, en exceso también resultan dañinas. ¿Ejemplo? Una vez Christina Applegate pasó tanto tiempo frente al Guitar Hero, que sufrió dolor de cabeza durante dos semanas enteras.
¿Y qué hay de ellos? Zac Efron, Steven Spielberg, Daniel Craig y Vin Diesel tan sólo no pueden soltar los controles. Al igual que Matthew Perry, quien de tanto videojuego desarrolló síndrome del túnel carpiano, una dolorosa afectación en los músculos de la mano. Por su parte, Henry Cavill casi pierde su protagónico en Superman, ya que, por no interrumpir su sesión de World of WarCraft, no respondió la llamada del productor de la cinta.
Mueren por la boca
La comida también es una tentación y muchas veces, al querer superar las drogas duras, la compulsión se transfiere a ésta. En un mundo donde el peso juega un rol fundamental, la situación se puede poner color de hormiga, así que los famosos luchan con todo para dominar su apego o, al menos, sustituirla por alimentos menos calóricos. No siempre lo logran.
Sofía Vergara, por ejemplo, se ha sometido a terapias de hipnosis para vencer su gusto por los pasteles, en especial los cupcakes, que son su perdición.
Shakira sueña con trozos de chocolate y despierta llorando cuando está a régimen; dice que cuando acabó de filmar el promocional de ?Loba?, salió corriendo a comprarse cinco barras que engulló de un tirón.
Thalía es adicta al té verde, al igual que Jack Black. Y Gwyneth Paltrow por fin ha aceptado que está obsesionada con la dieta macrobiótica. La cantante Cheryl Cole no puede evitar tomar al menos ocho jugos de zanahoria ¡al día!
En contraste, a Scarlett Johansson la esclavizan las buffalo wings y a Rhianna, la comida chatarra. Britney Spears y Ozzy Osbourne comparten su amor desmedido por las cajas de cereales.
Pese a que nunca ha fumado, Jessica Simpson es adicta a los chicles de nicotina. Y Robert Pattinson, lejos de la sangre de Twilight, prefiere beber grandes cantidades de refresco de cola.
Los frikies
En este ámbito hay verdaderas rarezas. Salma Hayek reconoció que en algún momento de su vida se obsesionó por amamantar a su hija y aunque tuvo que dejarlo sin remedio cuando Paloma creció, su personalidad adictiva tenía que salir por algún lado. Y lo hizo con el compulsivo sexting que practica con su marido.
Lady Gaga es adepta al oxígeno; siempre debe haber un tanque cerca de ella para que se sienta tranquila. Katy Perry carga con al menos 15 cepillos de dientes, ya que tiene la manía compulsiva de lavarse y tirarlos luego de usarlos por primera vez.
A Jennifer Lopez la encandila el blanco y exige que, ya sea en su casa o los lugares adonde llega, la decoración sea de ese tono. Julia Roberts no deja la labor de punto y esté donde esté, no se resiste a sacar sus agujas. Avril Lavigne se declara incapaz de abandonar la costumbre de aplicarse eye liner cada media hora y, en general, es aficionada a maquillarse en exceso.
A Kaley Cuoco la tuvieron que operar de la nariz, y ella misma declaró que fue debido a que su afición a los sprays nasales le había destruido el tabique: ?No podía dejarlos?.
Pero quizá la debilidad más extraña sea la de Kesha, quien padece algo denominado ?pica?, una manía por masticar cosas, por muy inverosímiles que resulten: desde hielo, cabello, papel de baño, gises? Bueno, si tomamos en cuenta que la cantante dice lavarse los dientes con whisky, y hablando de adicciones extrañas, no resulta tan sorprendente.
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