La actriz Lily Collins deslumbró en la última edición de la gala del Met con su vestido de Giambattista Valli de Alta Costura y el impresionante collar de diamantes de Cartier que les prestaron para la ocasión.
Pero como suele suceder en estos casos, detrás de su impresionante atuendo existe toda una historia digna de ser contada.
Lily confiesa
La joven se animó a hacerlo ahora que ya pasó un tiempo prudencial y ya no supone ningún riesgo de seguridad revelar los detalles de la noche.
Según explicó a su paso por el programa de James Corden, su experiencia bien podría haber formado parte del argumento de la película Ocean’s Eight, ya que no pudo pasar ni un instante sola a lo largo de la velada debido al inmenso valor de las joyas que llevaba puestas y que la firma no estaba dispuesta a dejar sin vigilancia por miedo a que fueran robadas.
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“El collar no solo contaba con su propio equipo de seguridad, sino que además había una mujer que era la única que tenía la llave para abrir el cierre. Resulta que ese collar en concreto tenía un dispositivo muy específico y al final de la noche ella tenía que estar allí para poder quitármelo”, aseguró en su paso por el programa The Late Late Show with James Corden.
La parte positiva es que, cuando se acabó la fiesta, tenía a mano a alguien que le sacara la foto de rigor en la bañera con la que le gusta inmortalizar los grandes eventos.
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