La salida al mercado de la colección de ropa interior moldeadora de Kim Kardashian se ha retrasado debido a la polémica que generó el nombre que había elegido para ese nuevo proyecto: Kimono. La celebridad acabó dando marcha atrás y disculpándose públicamente por faltarle al respecto a todo Japón al ‘apropiarse’ de un término asociado a su cultura desde hace siglos en lo que ella misma reconocía que había sido una metedura de pata injustificable, pero tras la que aseguraba que no había habido ninguna maldad.
Trabajo por hacer
Ahora la empresaria se encuentra ante todo un dilema: qué hacer con los dos millones de prendas que ya se habían confeccionado y personalizado con el logo de la marca. Según explicó en varios videos compartidos en sus redes sociales, hasta ahora ni ella ni su equipo han sido capaces de encontrar una forma de eliminar la palabra Kimono del interior de cada faja sin dejar una mancha y la opción de cubrirla imprimiendo encima un cuadrado negro no termina de gustarle.
Difícil tarea
Hasta el momento, la única alternativa medianamente aceptable que se le ha ocurrido pasa por coser una pequeña tira del mismo color de la tela que la tape por completo, pero, incluso, esa solución choca con su objetivo de crear una ropa interior lo más cómoda posible y con un diseño impecable. “Tengo que encontrar una solución para no desperdiciar este material”, lamentó ante todos sus fans para dejar claro que su compañía sigue dando preferencia a la sostenibilidad incluso ante una crisis de imagen tan grave como la que han afrontado. La otra prioridad de Kim pasa por asegurarse de que cualquier mujer, sin importar su tipo de silueta o su raza, pueda utilizar su ropa interior moldeadora al crear una variedad de tallas de la XXS a la 4XL en nueve tonalidades diferentes.