Un actor, un realizador de documentales y un camarero de hotel decidieron hacer del conocimiento público lo sucedido
Al igual que ya sucedió con el escándalo que acabó con la carrera del productor Harvey Weinstein, cuando la decisión de unas pocas mujeres de dar un paso al frente y contar su historia inspiró a otras muchas a hacer lo mismo y sacar a la luz la dinámica de acoso y violencia sexual que perpetuó durante décadas su agresor; el relato compartido por el actor Anthony Rapp sobre la noche en que el premiado Kevin Spacey habría intentado forzarle a mantener relaciones sexuales parece haber abierto una puerta a algo mayor.
Ahora fueron un intérprete, un realizador de documentales y un camarero de hotel quienes aseguraron haber sido víctimas de un trato o de tocamientos inapropiados por parte del protagonista de House of Cards.
El primero se trata del actor mexicano Robert Cavazos quien compartió lo sucedido a través de su página de Facebook. En la publicación asegura que coincidió con Kevin Spacey en el teatro londinense Old Vic, cuyo escenario, en palabras de Cavazos, era el sitio favorito de la estrella de cine para ?organizar picnics con champán? con los que agasajaba a jóvenes menores de 30 años, a quienes convencía de aceptar la invitación prometiéndoles que charlarían sobre sus carreras.
El intérprete afirmó que a Spacey lo abordó en el bar del edificio, con una actitud que rozaba el acoso sexual, pero a la cual no quiso dar la dimensión debida. “De haber sido yo una mujer, probablemente no hubiera dudado en identificarlo como tal, pero supongo que la falta de una acción más concretamente directa o agresiva me llevó a justificar el incidente como ‘una de esas cosas’ (sic)”, apunta el artista mexicano, añadiendo que no le cabe ninguna duda de que en los próximos días se darán a conocer más historias similares.
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Otro pub, en esta ocasión de Los Ángeles, habría sido el lugar en que el actor de American Beauty se topó con el director de documentales Tony Montana, al que supuestamente trató de convencer para que le acompañara fuera colocándole la mano en la entrepierna. Cuando el primero se negó, lo habría acorralado en el baño, provocando que Montana le empujara con fuerza y le recomendara a uno de los acompañantes del actor, que al parecer estaba borracho, que le llevara de regreso a casa.
La tercera de las nuevas acusaciones realizadas contra Kevin Spacey sitúa al artista en el hotel Goodwood Park de West Sussex en 2010, donde se habría propasado con un camarero llamado Daniel Beal siguiéndole hasta la calle durante uno de los descansos de este para proponerle que fumaran marihuana juntos. En cuanto ambos estuvieron sentados en un banco, le habría mostrado el pene a Beal para convencerle de que le tocara en público, consiguiendo que el camarero huyera. Más tarde, le sugirió que intercambiaran sus relojes: un Casio de plástico por su Portofino, que más tarde el equipo del conocido intérprete intentó recuperar.
Estas historias llegan en un momento delicado para Spacey, cuya reputación se ha visto dañada tanto por el relato de Anthony Rapp como por el comunicado con que decidió salirle al paso, disculpándose con actor de Star Trek: Discovery y confesando además que había decidido vivir la vida “como un hombre gay”, en lo que muchos interpretaron como una maniobra para redirigir la atención mediática lejos del escándalo y hacia esa vida privada que tanto había protegido hasta el momento.