Josh Brolin, un actor muy interesante

Josh Brolin

Con su aspecto rudo y mucho sentido del humor, esta figura de Hollywood sabe ganarse la atención aun cuando no tiene un papel protagónico

Tal vez Josh Brolin no sea una estrella del nivel de George Clooney o de Brad Pitt, pero después de echarle un vistazo a su filmografía, no cabe duda de que es uno de los actores más interesantes que hay en Hollywood. No siempre ha tenido el papel principal, pero sus personajes son muy fuertes, como el que interpreta al lado de Will Smith y de Tommy Lee Jones en Men in Black III.

En la cinta, Smith viaja al pasado, a los años 60, para evitar que el agente K (Jones) sea asesinado, y es en ese momento cuando Brolin entra en acción, haciendo magistralmente el papel de K cuando era joven.

Cuando fui a entrevistarlo para VANIDADES, Josh no estaba en Hollywood, sino en un hotel en Río de Janeiro. Su cara de hombre rudo contrastaba con su sentido del humor. Incluso, unos minutos antes de que conversáramos durante la presentación de la película, Brolin tenía muerto de risa a Will Smith. En otras palabras, es un hombre lleno de sorpresas.

¿Qué tan difícil fue interpretar a un Tommy Lee Jones joven?

La parte más difícil fue no exagerar en el papel de Tommy Lee. Es como jugar golf: si pones la mano de una forma, sale la pelota a un lado; si la cambias un poco, sale hacia otro... Así es la actuación, pero tú solo debes de preocuparte de que la tuya sea creíble. Si estás pensando en todas esas cosas y haces el swing no le vas a pegar a la pelota. En algunas ocasiones me he puesto nervioso y se me olvidan mis líneas por estar pensando... Tengo que dejar que las cosas fluyan; si van a dar resultado o no, es otra cosa.

¿Por qué aceptaste ese papel?

Si te fijas, fue una decisión muy tonta de mi parte interpretar a Tommy Lee Jones y ponerme en medio de ese dúo icónico de Hollywood. Me atrajo la idea de hacer algo que pudiera arruinar mi carrera (risas). En el fondo, me daba miedo, me retaba, quería saber si podía hacerlo, no sabía si era el indicado para ese papel, hasta que se acabó de filmar la película. Cuando la vi, me quedé tranquilo; no es perfecto, porque Tommy es un personaje casi imposible de duplicar, pero la meta se cumplió. Cuando me ofrecieron ese papel estaba satisfecho, pero también muy asustado. Ya había hecho un par de películas con Tommy y pasar otra vez tiempo con él era lo suficientemente aterrador como para aceptar el proyecto (risas). Interpretar a Tommy, que tiene una química impresionante con Will, era un reto, porque corría el riesgo de fracasar.

¿Qué diferencia hay entre trabajar con directores de cine como Woody Allen y los hermanos Cohen, y estar en una gran producción de Hollywood, como Men in Black III, bajo la dirección de Barry Sonnenfeld?

Para mí es lo mismo, porque al final se trata de interpretar un papel. Naturalmente, soy un hombre que me fijo en los personajes. Ya me habían ofrecido películas más grandes que Men in Black III, pero esto no funciona diciendo: “Ya que tuve éxito con No Country for Old Men, ahora voy a saltar al tren de la comedia romántica”. Sobreviví durante muchos años en Hollywood y lo que realmente me atraían eran los personajes y trabajar con grandes directores. Get Shorty es una de mis películas favoritas, así que era fan de Barry Sonnenfeld, pero acepté esa película por el personaje.

¿Cuál fue tu reacción cuando te llamaron para filmarla?

Había rechazado algunas películas grandes, porque me interesa la parte que voy a interpretar. En mi opinión, Men in Black III es una buena historia. Para mí, era algo más que un filme, era el reto de hacer un personaje como el que me tocó y la posibilidad de trabajar con ese dúo de fabulosos actores. Cuando vi la primera película Men in Black, me pareció increíble. Era como Lethal Weapon. ¿Te imaginas a alguien haciendo el papel de Mel Gibson?

Josh y Will Smith en Men in Black III (2012)

¿Qué es más importante para ti a la hora de escoger tus papeles: la película o el personaje en sí?

Todo. Cuando me hicieron esta propuesta quería que me probaran si era una buena elección hacer una tercera parte de la saga. Si no me gusta algo de la película que voy a hacer, no tengo problema para decírselo a todos, pero Men in Black III me encantó. Cuando veo mis cintas no me fijo en cómo se me ve la nariz; las miro como un fan del cine. Puedo asegurar que esta la disfruté mucho. Me gusta tener miedo y saber si puedo o no hacer algo. No me interesa filmar una película y ya; me encanta trabajar, me fascina combinar ideas que expresen algo sin tener que abrir la boca. Cuando hice el filme W., me agradó que George W. Bush todavía fuera presidente. No sabía si me iban a matar (risas).

¿Qué tan difícil es saltar de un personaje a otro tan distinto?

Es muy bueno, y entre más diferentes sean, mejor. En el futuro tengo otros roles completamente distintos entre sí, como en Old Boy y The Hunchback of Notre-Dame. Me gusta mezclar, pues se vuelve interesante para mí. Nunca me había metido mucho en los años 60, como en Men in Black III; fue una era interesante. Ahora viene otra película que hice, Gangster Squad, que es de los años 40. Es muy bueno cambiar de papeles, porque hay mucho que estudiar y aprender de una era, y entre más rápido llegue otra película, mejor, porque puedes olvidarte inmediatamente del último papel. Recuerdo que cuando era joven y trabajaba en teatro, estaba en dos obras el mismo día. Ese fue el mejor entrenamiento que he tenido, porque a veces eran seguidas. Eso me enseñó a olvidarme de un papel y a meterme inmediatamente en otro.

¿Te sientes más cómodo en una película dramática o en una comedia?

Mi vida es una comedia (risas). Es divertido hacer drama; en cambio, no es divertido hacer comedias. Muchos actores tratamos de que el ambiente sea ligero cuando estamos en un drama, para que al salir del personaje te adaptes a tu vida. En la comedia todo el mundo está muy tenso, porque no sabemos cómo hacer divertida una película. Es bastante estresante, así que me gusta más hacer drama.

¿Siempre quisiste dedicarte a la actuación o no fue así?

No, antes quería ser escritor. Curiosamente, pasé mucho tiempo en México. La primera vez fui por mi cuenta a hacer una novela de 80 páginas, y dormía en las playas de Topolobampo, en Los Mochis, Sinaloa. Estuve ahí durante un mes y conocí a excelentes personas. De hecho estuve viajando por todo México, y durante cinco años me creí que era el novelista Jack Kerouac, pero luego comprobé que no lo era. Tenía como 20 años cuando hice ese viaje, mi hijo acababa de nacer y mi primera esposa Alice Adair llamó a los agentes federales porque no sabía dónde estaba. He querido ser escritor toda mi vida, pues me encanta contar historias. La actuación fue algo que se dio en mi vida después.

¿Sigues escribiendo?

Sí. Escribo todo el tiempo, así es como me expreso, haciendo novelas. Ahora hago guiones. La visión de mi carrera se ha expandido. Estoy trabajando en The Hunchback of Notre-Dame, una serie para HBO. También dirigiré una cinta en el 2013 y estoy haciendo un documental. Mi compañía está creciendo, y eso se debe a que me encanta trabajar y contar historias. Crecí cerca de los vaqueros en la parte central de California y todos se sentaban alrededor de una fogata a contar historias. Sigo haciendo eso, pero ahora lo hago con un punto de vista mucho más amplio.

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