Menciona que enfundarse en el vestido le provocó una gran ansiedad
Aunque la joven intérprete se llevó uno de los grandes reconocimientos de la noche, el galardón a la mejor actriz protagonista, la estadounidense reconoce que todo el proceso de preparación para la esperada ceremonia fue una experiencia caótica y muy estresante para ella.
Además de las dificultades para encajar en su ajustado vestido a solo unas horas de presentarse en la alfombra roja, a la artista le costó mucho decidirse por el maquillaje y el peinado que llevaría en la gala a pesar del asesoramiento de sus amigos y familiares.
“Todo el proceso fue frenético y muy estresante. Me sentía como Steve Martin en la película El Padre de la Novia cuando todo el mundo trata de ayudarte al mismo tiempo y se forma una caótica escena. Todos mis amigos vinieron a ayudarme, mi familia trataba de peinarme y maquillarme mientras yo intentaba decidir qué estilo llevar. Fue una aventura y me divertí mucho, pero acabé exhausta incluso antes de llegar al teatro. Sólo la tarea de enfundarme en el vestido me provocó una gran ansiedad”, desveló la oscarizada actriz tras la ceremonia.
Tanto su elegante vestido como su sobrio maquillaje convirtieron a Jennifer en una de las estrellas que mejores críticas recibió por su aspecto, aunque la larga cola de su túnica le jugó una mala pasada cuando la artista se disponía a protagonizar su gran consagración interpretativa al recoger la estatuilla. La intérprete tropezó en las escaleras del escenario al pisar su vestido y, como reveló poco después, estuvo a punto de arruinar el momento maldiciendo en público.
"¿Qué cómo ocurrió? ¿Has visto mi vestido y lo largo que es? Sólo intentaba subir las escaleras como todo el mundo, pero es que con este traje casi no podía ni andar. Lo primero que se me pasó por la cabeza cuando me tropecé fue una palabrota, que a punto estuve de gritarla a los cuatro vientos. Pero afortunadamente pude contenerme y quedar bien”, bromeó.