Ahora puede ser muy sexy, pero de niña la actriz quería ser religiosa
A pesar de que pasó la mayor parte de su infancia recorriendo el Paseo de la Fama de Hollywood, donde su madre trabajaba como taquillera, a Eva Mendes jamás le pasó por la cabeza la idea de convertirse en actriz, ya que tenía claro que su verdadera vocación era ser religiosa.
“Quería ser monja”, confesó con total sinceridad a la revista Mujer Hoy.
Sin embargo, desestimó por completo la opción de seguir ese camino cuando su hermana le dijo que las religiosas no ganaban dinero, por lo que inició sus estudios de Marketing en la universidad, donde un cazatalentos se fijó en ella.
“Nunca me he sentido como un objeto. Nada de lo que hago es un accidente, puede parecerlo, pero es lo opuesto a la realidad. Soy muy calculadora cuando se trata de mi trabajo”, explicó.
Prueba de ello es el cambio de registro interpretativo que ha logrado dar en su carrera, abandonando las comedias románticas con las que saltó a la fama para apostar por papeles dramáticos como el que interpreta en su última película “Cruce de caminos”, cinta para la que no dudó en convertirse en camarera por unos días con el objetivo de encarnar mejor al personaje de Romina.
Eva deja a un lado su carácter extrovertido cuando los periodistas le preguntan sobre su vida privada. Es consciente de que su relación con el también actor Ryan Gosling la sitúa en el foco de atención de la prensa y, aunque prefiere preservar su intimidad, paradójicamente reconoce que le encanta leer los incesantes rumores que circulan sobre ella.
“Mi madre siempre me dice: ‘Deja que sigan adivinando’. Y eso me encanta”, explicó.