La aceptación pública del alcoholismo que han hecho celebridades afectadas por esta enfermedad, destapa un problema que el mundo del entretenimiento ha padecido desde siempre: la ausencia de soportes psicológicos y emocionales que impidan que sus talentos caigan en la trampa de las adicciones. Esta semana completé una estancia de 40 días en un centro para tratar la adicción al alcohol y aún permanezco en observación. El apoyo que he recibido de parte de mi familia, colegas y de mis fans significa más para mí de lo que podría decir. Me ha dado fuerza y apoyo para hablar de mi enfermedad con otros”, escribió Ben Affleck a principios de octubre en su cuenta de Instagram. El actor y productor, dos veces ganador del Oscar y quien lleva más de 20 años luchando contra el alcoholismo, fue fotografiado en agosto pasado fuera de su casa recibiendo una caja llena de whisky y cervezas. Esto luego de dos intentos previos de rehabilitación, lo que alertó a los estudios hollywoodenses que trabajan con él y, por supuesto, a su seres queridos. Tanto así, que su exesposa y madre de sus tres hijos, la actriz Jennifer Garner, con quien quizá pasó su mayor tiempo de sobriedad en los 10 años en los que su matrimonio fue feliz (y de quien se acaba de divorciar hace apenas unos meses), no dudó en llevarlo al centro de desintoxicación y apoyarlo en todo lo que fuera necesario para su adecuada mejoría. Affleck ha estado relacionado con la bebida gran parte de su vida, ya que, en palabras de su hermano Casey, el problema siempre ha estado cerca: “Nuestros abuelos son alcohólicos. Nuestro padre también, aunque ha estado sobrio durante unos 30 años. Ben heredó el problema y yo me he mantenido lejos de esto por unos seis años”. En efecto, Ben ha sufrido esta enfermedad y sus recaídas, y esta última, incluso ha puesto en riesgo su papel como Batman, puesto que el costo del seguro del estudio aumentaría de manera exponencial; sin embargo, en su mensaje de Instagram insiste en que continuará luchando contra su mal. Mientras tanto, quien se convirtió en su roca fue sin duda Garner. Apenas un par de días antes de entrar al programa de rehabilitación, Ben había sido fotografiado con su novia, la modelo y ‘conejita’ de Playboy de sólo 22 años, Shauna Sexton. Este romance siguió a su ruptura con Lindsay Shookus, productora de Saturday Night Live, con quien parecía estar desarrollando una relación bastante estable (hay quienes aseguran que este rompimiento tuvo que ver con la recaída). No obstante, de ellas ni sus luces. Quien apareció en rescate del famoso actor fue la mujer que lo ha acompañado desde 2005 en las buenas y en las malas. A decir de medios como TMZ, Garner desea que Ben controle por fin su adicción para “que deje de comportarse como un niño y sea un padre confiable”.
Un destino frecuente
Otra escena relacionada con el alcohol resonó en el espectáculo hace unos meses: Demi Lovato, de 26 años, llora delante del piano mientras miles de espectadores le gritan y aplauden. Frente a ella, el micrófono, la noche, las luces del escenario y las pantallas de los teléfonos alumbrando. La voz le tiembla, y es que el poder de su confesión la sobrepasa: “I’m so sorry, I’m not sober anymore” (“Lo siento mucho, ya no estoy sobria”). Termina la canción, que se llama “Sober”, envuelta en la ovación casi ensordecedora que le dedican los asistentes a Rock in Rio, en Lisboa. Es la primera vez que la interpreta en vivo. Junio de 2018, una fecha en la que, una vez más, la gloria se extingue con el fracaso. Sí, la gente la aclama, pero Demi (aunque bella, con el maquillaje perfecto) luce derrumbada en lo emocional. No es para menos. La cantante comenzó a beber a los 17 años, pero luego de asistir a terapias de rehabilitación había logrado una racha de seis años sin consumir ni una gota de alcohol. En tanto, la adicción recobró su fuerza. “No era mi intención. Lo siento por mí misma”, remata la letra de esta canción, a la vez una carta de disculpa a su familia y sus seguidores. Tan sólo unas semanas después, el 24 de julio, la estrella reconfirmó lo dicho: un grupo de paramédicos la sacó inconsciente de su casa en Hollywood Hills para llevarla al famoso hospital Cedars-Sinai. ¿La razón? Una sobredosis de droga.
Demi Lovato es quizá una de las figuras públicas que más franca ha sido respecto a sus turbulencias personales: admitió su alcoholismo, sus recaídas, su afección por los narcóticos, sus desórdenes alimentarios y problemas de autoestima. Pero no por ser la más abierta es la única en padecer algo de lo anterior. De hecho, muchas estrellas, como ella, que iniciaron su camino en el muy famoso Disney Channel, han vivido un destino similar. La actriz y cantante Miley Cyrus, quien se catapultó a la fama en la serie Hannah Montana, pasó por al menos dos años y medio de oscuridad (relacionados con una ruptura con el actor australiano Liam Hemsworth, quien ha vuelto a ser su pareja) en los que el alcohol y la marihuana parecían ser sus únicos aliados. Hoy ha optado por llevar una vida sana y luce mejor que nunca, empero, aquel episodio será difícil de olvidar, y es que, a su vez, el comportamiento de Cyrus recordó al de las “chicas Disney” de generaciones anteriores, como Lindsay Lohan, Christina Aguilera y Britney Spears, las tres ahora en posiciones más centradas (aunque la primera tambalea un poco) y, al parecer, alejadas de la vida de excesos.
Por otra parte, en la “casa de enfrente”, el canal infantil Nickelodeon, la contemporánea de Cyrus, Amanda Bynes, también fue víctima de la fama temprana y las adicciones. Por ello, anunció su retiro de los reflectores en 2010. Luego de una serie de escándalos relacionados con las drogas y el alcohol, muchos de los cuales terminaban en encarcelamientos breves, sufrió un colapso nervioso tras el cual fue internada en un hospital psiquiátrico. Este verano se le ha visto de nuevo en las calles de Los Ángeles y se asume que se encuentra mejor de salud, aunque es difícil saber si volverá al mundo de la actuación.
Otros casos conocidos
Si bien los de las estrellas infantiles (donde habría que incluir a los ya rehabilitados Macaulay Culkin y Drew Barrymore como banderas), hay otros hechos de famosos que vale la pena repasar por el ruido que ocasionaron durante décadas. El de Charlie Sheen es, tal vez, uno de los más escandalosos, y es que el actor neoyorquino ha estado relacionado con los excesos desde finales de los años 80, cuando su carrera apenas despuntaba. Hemos, pues, presenciando el comportamiento errático de la estrella de Platoon a lo largo de cuatro décadas. Éste ha incluido, además de su alcoholismo, su adicción a las drogas, al sexo, violencia doméstica, abuso sexual, amenazas de asesinato y un largo etcétera que convirtió a la gran promesa de Hollywood en un irremediable “chico malo” del star system. La situación sólo se calmó cuando un par de años después de ser despedido de la serie Two and a Half Men, fue diagnosticado con VIH y decidió, por fin, procurarse una vida saludable. Sheen, quien ha mantenido un perfil bajo desde que en 2015 hizo público su padecimiento, apareció el verano pasado en un video del rapero Lil Pump. ¿La canción? “Drug Addict’s”. La letra nos lleva de manera inevitable a su vida: Whole gang full of drug addicts / Take a lot of shit, forgot what happened / I ain’t gon’ lue, I gota an habit (La pandilla repleta de drogadictos / Toma un montón de porquería y se olvida de todo / No voy a mentir, soy un adicto). En el video, el rapero y el actor aparecen como narcodependientes que, disfrazados de médicos, comienzan a suministrar sustancias a los pacientes al mismo tiempo que beben e ingieren cuanta pastilla está a su paso. Sheen, por lo menos, parece bromear con su pasado y no muestra, al menos en su actuación, ninguna clase de remordimiento. Caso similar fue el de Robert Downey Jr., otro joven talento que se convirtió en enfant terrible de Hollywood debido a los escándalos provocados por sus vicios. Fumaba marihuana desde los ocho años de edad y poco tiempo después ya era un borracho empedernido. Su carrera peligró debido a los numerosos arrestos relacionados con abuso de sustancias que empezó a acumular, pero en 2001, cuando ya había tocado fondo, comenzó a rehabilitarse. Terapia, yoga, meditación y los conocidos 12 pasos resultaron la clave para que su trabajo repuntara y, sobre todo, se recuperara a sí mismo. Sin la fuerza de voluntad que mostró, hoy no tendríamos al Iron Man que conocemos.
Desde el inicio de los tiempos
La inolvidable Carrie Fisher es otra famosa muestra del alcoholismo en las celebridades. En su libro Wishful Drinking, publicado en 2008, la “princesa Leia”, confesó que bebía y se drogaba para mitigar sus tormentos mentales. Durante mucho tiempo, el trastorno bipolar que padecía no había sido diagnosticado de manera correcta, por lo que la actriz consideraba sus adicciones “una forma de automedicación”. Un caso similar es el de Mel Gibson, valorado como maniacodepresivo que dejó de beber en 2006. Otro actor que atravesaba por un problema de salud mental aliado al licor fue el finado Robin Williams, quien en 2006 estuvo internado en una clínica de rehabilitación luego de recaer en el alcohol, del que se había alejado por 20 años. Daniel Radcliffe, Shia LaBeouf, Johnny Depp, Jada Pinkett Smith, Matthew Perry, Hugh Grant, Paris Hilton, Eva Mendes y decenas de famosos han mantenido relaciones tormentosas con la bebida. Un mal que atañe a Hollywood desde su fundación como demuestra, nada más por citar un ejemplo, el libro El método Smirnoff. Alcohol, sexo y estrellas de cine en el que su autor, el periodista español Juan Tejero García, narra las historias de alcoholismo de celebridades inmortales como Humphrey Bogart, Monty Clift y Ava Gardner, sólo por mencionar algunos.
En México también hay casos sonados
El matrimonio fama-alcoholismo no sólo afecta a la Meca del Cine. De hecho es un mal común y constante en la industria del entretenimiento. LUIS MIGUEL “El Sol”, quien confirmó en su serie biográfica los secretos a voces sobre su inicio en el alcohol desde la adolescencia, pasó algunos años quién sabe si alejado de la bebida, pero al menos oculto de las cámaras en sus horas bajas. Sin embargo, ahora que ha vuelto a dar conciertos, cobrando la renovación de la fama, se le ha visto tomado. Tanto que en lugar de cantar parece estar balbuceando, lo que ya tiene preocupados a sus fans, quienes han debido esperar hasta dos horas para que aparezca Luismi en el escenario. La gira aún no termina y muchos temen que su ídolo los decepcione. ¿Estará pasando por una mala racha o será hora de que vaya a rehabilitación? Es probable que lo sepamos pronto. ALEJANDRO FERNÁNDEZ Al “Potrillo” ha sido común verlo en fotografías donde se nota con claridad en estado de ebriedad, luciendo una imagen mucho más de decadencia que de pasarla bien. Incluso ha dado conciertos por completo alcoholizado, y se le ha cuestionado en diversas ocasiones si lo suyo, más que un medio de entretenimiento, no es sino una adicción. Aunque lo ha negado, se rumora que suspendió presentaciones de su gira en Estados Unidos para tomar tratamientos, hacer ejercicio y adquirir otros buenos hábitos que lo ayuden a “bajarle a la fiesta”. JOSÉ JOSÉ Ídolo de ídolos que, llegando al punto más alto de su carrera, se dejó caer en un abismo de adicciones, el cual lo hizo perder casi todo por completo. Sus amigos más cercanos lo llevaron a rehabilitación y gracias a eso pudo retomar su trayectoria, sin embargo, tantos años de abusos hicieron mella en su salud general y en su rendimiento como cantante.