Las semanas que quedan hasta el próximo 10 de febrero, cuando se celebrará la gala de los Grammy, deberían ser una especie de sueño para la cantante Bebe Rexha, que está nominada por primera vez a los prestigiosos galardones musicales como Mejor Artista Revelación y Mejor Actuación de un Grupo o Dúo Country. En su lugar, la joven de 29 años se ha llevado una gran decepción mientras empezaba a organizar los preparativos para brillar con luz propia esa noche al descubrir que ningún diseñador está dispuesto a vestirla. La intérprete ha denunciado la situación en un video publicado en su Instagram en el que explica con naturalidad que la norma es que las estrellas hablen con las marcas importantes y les hagan atuendos a medida, y eso fue lo que hizo su equipo, pero en su caso se toparon con una inesperada respuesta: nadie estaba dispuesto a ocuparse de su vestuario. “Literalmente soy demasiado grande, y si una talla seis u ocho es demasiado grande, entonces no quiero llevar sus *** vestidos”, afirma Bebe en la grabación que ha utilizado para “desahogarse” asegurando que no le importaría que alguien se negara a prestarle un vestido porque no le guste su estilo o su música, pero no piensa tolerar que lo hagan porque no tiene la silueta de una modelo. “Es una locura... Lo que están diciendo es que todas las mujeres del mundo con una talla ocho o más no son lo suficientemente guapas y no pueden llevar sus vestidos”. https://www.instagram.com/p/Bs58lMqHtrk/ Esa discriminación silenciosa que tendría lugar en las citas más exclusivas del cine y la música ha ido conociéndose poco a poco gracias a unas pocas celebridades que en los últimos años se han atrevido a pronunciarse acerca de las dificultades con que se topan antes de las temporadas de premios, cuando se espera que realicen apariciones en varios eventos en espacio de unos pocos días luciendo atuendos distintos en cada ocasión y no cuentan con una firma que las respalde y se ocupe de su ropa. https://www.instagram.com/p/BsFQBs2H5sD/ Tiffany Haddish, por ejemplo, aseguró que se pondría un vestido blanco de Alexander McQueen tantas veces como pudiera -de momento lo ha llevado en dos ocasiones durante la promoción de la película Girls Trip, otra más para ‘SNL’ y de nuevo para presentar un premio en los Óscar- tras verse obligada a pagar 4 mil dólares de su bolsillo por él ante la falta de otras ofertas. Bryce Dallas Howard, una de las actrices de moda en Hollywood gracias al éxito de Jurassic World, ha comentado en varias ocasiones que se ve obligada a comprar sus propios vestidos para las premières y que además no tiene reparo en recurrir a las opciones más asequibles, como el modelo de Dress the Population que llevó a los Screen Actors Guild Awards de 2017 y que costaba ‘solo’ 300 dólares. En 2016, Leslie Jones reveló desolada en Twitter que ninguna casa de moda estaba dispuesta a diseñarle un vestido de cara a la première del reboot de Ghostbusters y, aunque Christian Siriano acudió en su rescate con una impresionante creación roja, ella siguió insistiendo en la importancia de que se produjera un cambio en una industria que solo parece considerar aceptables las infames ‘tallas cero’ o de muestra.