Cuando se trata de la educación de sus tres hijos, Ava (19), Deacon, (15) -fruto de su fallido matrimonio con Ryan Phillippe- y el pequeño Tennessee, de 6 años y a quien tiene con su actual marido, la actriz Reese Witherspoon es de las que confía en ser brutalmente honesta con ellos sin importar su edad debido a las consecuencias tan negativas que, a largo plazo, podrían derivarse de esa tendencia actual a dulcificar la realidad. “Tengo la sensación de que estoy tratando de compensar constantemente la presión de esos padres que quieren hacer que las vidas de sus hijos sean de color rosa y llenas de momentos mágicos. Pues sepan una cosa, niños, de vez en cuando van a sentir decepcionados o incómodos”, se justifica en una nueva entrevista para el portal Fast Company, en la que no tuvo reparo en ofrecer un ejemplo de esas ocasiones en que se ha visto obligada a elegir entre decepcionar a sus retoños o ‘maquillar’ la verdad, y ha acabado optando por esa última opción. “Recuerdo que una vez, cuando Ava estaba en tercer grado, me la encontré llorando en la cama. Estaba en las ligas infantiles de baloncesto y era la única del equipo que no había anotado ningún punto. Y le dije: ‘Ava, a lo mejor eres mala jugando al baloncesto’. Le pareció que estaba siendo muy cruel, pero yo le respondí: '¿Cruel o sincera? Porque adivina qué, tu madre también es pésima’”. Y por supuesto, esa política de sinceridad se aplica también a sí misma: la intérprete y productora se niega a engañarse cuando se trata de sus defectos y reconoce sin pudor que es pésima a la hora de organizar su vida social -"Siempre se me ocurre algo divertido que hacer a las siete y media de la tarde cuando ya son las seis”, confiesa- o que es una conductora tan terrible que hace un año renunció a ponerse al volante y ahora prefiere que la lleven a todas partes. “Es genial porque ahora aprovecho ese tiempo para responder llamadas o mensajes”, explica.
