El actor galés, quien cumple 40 años, explica su modo de enfrentarse a sus personajes
El actor galés Christian Bale cumple 40 años y, sobre su modo de enfrentarse a sus personajes, explica: “Siempre siento que tengo que prepararme más que los otros, porque nunca di clases de interpretación”. Esa forma de trabajo le ha llevado a ganar un Oscar por The Fighter, acorazarse tras Batman, tener una delgadez extrema en The Machinist y ahora engordar 40 kilos para encarnar a un brillante timador en American Hustle.
Christian Bale gusta de interpretar personajes raros, solitarios, inhabituales. Sin ir más lejos, en la próxima edición de los Oscar, está nominado entre los finalistas por American Hustle, tras engordar 40 kilos y rasurarse el cabello, por haberse metido en el papel de Irving Rosenfeld, el brillante y estrafalario estafador que se ve obligado a trabajar para un agente del FBI (Bradley Cooper) en la película de David O. Russell, American Hustle.
El actor galés se obsesionó en lograr un parecido real con Melvin Weinberg, el personaje en el que se inspiró y que protagonizó el escándalo Abscam, una operación antifraude encubierta del FBI a finales de los 70.
Una de las cualidades de Bale, a medio camino entre la altivez y la ingenuidad, es la franqueza. Por eso, en una entrevista concedida a EFE en noviembre pasado, sentenciaba: “Los premios tienen importancia para mí, pero relativa, porque al final son opiniones. Estoy totalmente en desacuerdo con darle a un actor un premio que dice que es el mejor. Esto no es una carrera de coches en la que uno llega el primero, porque es más rápido. Pero claro que me siento orgulloso de que la gente piense que soy un gran actor. Soy humano y me hace feliz si hay quien disfruta con lo que hago”, sostuvo.
Va a hacer ahora 40 años que nació en Haverfordwest, una pequeña ciudad galesa. Su padre fue el activista sudafricano David Bale, y su madre, la británica Jenny James, que trabajó en el circo como bailarina. Fue ella quien proyectó en su hijo su interés por la interpretación.
En la actualidad, los grandes directores se disputan contar con él. No obstante, no hace tanto que tenía dificultades para liderar el reparto de una película. “Para mí, es fácil seguir siendo la misma persona, porque tan solo necesito recordar cómo fueron mis inicios. Te sorprendería saber la de veces que los productores dijeron que no, aunque los directores me quisieran. Lo que vivo ahora es maravilloso y quiero aprovecharlo para hacer las pelÌculas que siempre soñé hacer”, manifesto.
Así que su camino hacia el estrellato no resultó sencillo, al contrario de lo que se podía pensar después de unos inicios tocados por la varita mágica del genio de Hollywood: con 13 años, debutó en el cine de la mano de Steven Spielberg en el filme Empire of the Sun (1987), tras un casting de más de 4 mil niños. La actuación de Bale como el chico James fue elogiada por los críticos.
Sus cambios físicos, en virtud de los papeles que interpreta, de los personajes que encarna, le sitúan en la órbita de los actores obsesionados con su trabajo. Por ejemplo, lució más músculo como Batman; en The Machinist se quedó en los huesos y demacrado para interpretar a un obrero que lleva más de un año aquejado de insomnio, y en The Figther, su primera vez a las órdenes de David O. Russell, volvió a perder más de 25 kilos. Fue ese personaje de Dicky Eklund, hermano y entrenador del boxeador irlandés Micky Ward (Marck Wahlberg), el que le valió un Oscar al mejor secundario.
Christian Bale y su esposa Sibi Blazic llegan al estreno de American Hustle, en el teatro Ziegfeld de New York. Foto: EFE
Pero volvamos a Batman, el papel que le hizo popular, el que propició su cambio de registro hasta su conversión en el actor de hoy. En 2012, el galés se enfundó por última vez el traje de este superhéroe en The Dark Knight Rises. “Batman ha hecho de mi carrera algo muy diferente”, aseguró en una entrevista con EFE en julio de 2012.
En manos del director Christopher Nolan, la saga de este superhéroe, la más alabada por la crítica de la historia, llegó a su fin, y el propio Bale, que vivió ocho años en la piel de Batman, admitió tener “una sensación triste, en realidad, agridulce” por despedirse del hombre-murciélago y su alter ego, el multimillonario Bruce Wayne, iconos de la cultura popular previamente representados por Adam West en la televisión y Michael Keaton en la franquicia original dirigida por Tim Burton.
“Espero que la gente lo haya disfrutado y sienta satisfacción por la versión que hemos presentado, que considero muy fiel al cómic original”, manifestó Bale.
Bob Kane creó este universo en 1939, y Nolan le insumó una gravedad nunca antes igualada con sus tres aproximaciones al personaje: Batman Begins (2005), The Dark Night (2008) y, la última, The Dark Knight Rises (2012).
Y cuál es la valoración que Bale hace de su Batman: “Estas películas me han dado fe en el hecho de que las grandes producciones también pueden tener personajes con verdadero peso”, aseguró. “Chris Nolan le ha dado las dosis de escapismo y de entretenimiento lógicas en una producción de este tipo, pero también la calidad que impone a todas sus películas. Me siento muy orgulloso de haber formado parte de ellas”.
Para el actor fueron ocho años de travesía en la piel de un personaje al que el espectador acompañó en sus épocas de autodescubrimiento, de materialización como héroe y de prófugo de la justicia, así como de declive y posterior resurgimiento.
En 2010, aunque el público lo seguía prefiriendo como Batman, a Christian Bale le vino bien alejarse un momento de este personaje e intervenir en The Fighter, su primer trabajo con David O. Russel, el mismo director de la reciente American Hustle, lo que le valió hacerse con el Oscar como el mejor actor secundario.
“Me encantó el personaje y, después de un tiempo, me puse a pensar que tenía que interpretar a un boxeador adicto al crack -sostenía en una entrevista con EFE en 2011-.
¿Cuántos adictos al crack gordos conoces?
“Ahí me di cuenta de lo que tenía que hacer. La verdad, yo nunca tomé clases de actuación. No fui a una escuela de teatro ni nada parecido. Y siempre siento que tengo que prepararme más, mientras otras personas saben dónde van”.
“Una vez vi a Jimi Hendrix: adoro el talento de ese hombre, su cruda habilidad de comunicar con la guitarra, y vi cómo sangraban sus dedos entre las cuerdas. Siempre pienso en eso: me inspira a trabajar siempre al máximo”, argumenta como probables cimientos de su trayectoria.
¿Hay algo que no haría por un filme?
“Hago lo que sea -respondió con determinación-, si siento que es necesario para una película. Hay gente que lo ve como una trampa, y no lo es. Piensan que es fácil ofrecer una interpretación tranquila con solo perder mucho peso. Pero, ¿saben lo que lleva hacer algo parecido? Y, si es necesario, lo volveré a hacer”.
Hace unas semanas, Bale terminó el rodaje de Exodus, el filme sobre la historia bíblica de Moisés que el cineasta Ridley Scott rodó en el sureste español.
A este país llegó el actor galés para encarnar al legendario profeta y legislador de Israel, y lo hizo acompañado de su esposa, Sibi Blazic, y su hija Emmeline. Bale, que vive desde 1992 en Estados Unidos, se casó con Blazic en enero de 2000. Una curiosidad: ella fue modelo y asistente personal de Winona Ryder. El actor nunca ha asistido al Actor’s Studio, ni falta que le hace, pero todo en su vida, como se puede apreciar en relación también con su vida privada, gira en torno al veneno de la interpretación y al mundo del celuloide.