El actor Benedict Cumberbatch (42), conocido por haber dado vida a personajes tan bien dotados intelectualmente como Sherlock Holmes, Alan Turing o el fundador de WikiLeaks Julian Assange -entre muchos otros-, está convencido de que semejantes papeles le han servido tradicionalmente para contrarrestar su propia “estupidez”, en sus propias palabras, y para “transformarse” en esa clase de personas por las que se siente muy atraído pero con las que no se siente en absoluto identificado. “Uno de los grandes placeres que me brinda esta profesión es la transformación, alejarme de lo que sé y de lo que soy. La verdad es que probablemente soy uno de los actores más estúpidos del planeta. Creo que me gusta interpretar personajes lo más inteligentes posible porque me siento atraído por ellos. Son tan diferentes a mí", dijo a la revista Stellar. Es posible que el afamado intérprete peque de falsa modestia o de una notable falta de confianza en sí mismo, pero lo cierto es que, de cara a sus próximos proyectos cinematográficos, Cumberbatch seguirá la estela del tipo de personajes mencionados anteriormente al ponerse en la piel del espía británico Greville Wynne en la cinta ‘Ironbark’, ambientada en los tensos tiempos de la Guerra Fría. Pero antes de llegar a los cines en la piel de tan astuto y calculador agente secreto, el británico se presentará ante el público convertido en esa criatura malhumorada, de color verde y quizá no demasiado inteligente, pero sí algo retorcida conocida como el Grinch, quien intentará arruinar una vez más la Navidad en la película de animación homónima que se estrenará próximamente. “La verdad es que fue un poco extraño porque no estoy acostumbrado a trabajar solo y encerrado, pero poner voz al personaje y ejercer de actor vocal fue muy divertido, un trabajo muy duro pero lo disfruté mucho”, añadió el carismático artista, padre de dos hijos junto a su esposa Sophie Hunter, en la misma conversación. ¿Qué opinas de lo que dice el actor sobre él mismo?