Cuando Miranda Kerr conoció a su marido Evan Spiegel tuvo muy claro que existía una química muy especial entre ellos. Sin embargo, no pudo evitar fijarse en un pequeño defecto del que, por otra parte, se perfilaba como el hombre perfecto para ella. “Pensé rapidamente: ‘Es un chico muy guapo, pero vaya, tiene la piel muy reseca y escamosa’”, confesó en una nueva entrevista a la revista New Look.
Ella tuvo la solución
Afortunadamente, la modelo reconvertida en empresaria es de las que consideran que, cuando la vida te da limones, lo mejor es hacer limonada, y no tardó en aprovechar la ocasión para promocionar algunos de los productos de su línea orgánica para el cuidado de la piel: “Le sugerí que probara una cosa nueva y le di nuestro aceite facial Noni Glow”. El resto es ya historia: la pareja acabaría por iniciar una relación que dio paso a una romántica boda en 2017 y ahora están esperando su segundo hijo en común y el tercero para la australiana, que ya es madre de un niño de ocho años junto a su ex Orlando Bloom.
¿El resultado?
Al día de hoy, Miranda considera que el cutis luminoso y radiante de su esposo es la mejor promoción posible para la efectividad de sus fórmulas y también todo un motivo de orgullo para ella como empresaria. “Evan tiene la piel muy seca, es algo hereditario y siempre ha lidiado con ello, durante toda la vida. Ahora usa ese aceite y también la loción corporal, y últimamente se ha vuelto adicto a nuestra mascarilla de cúrcuma. En realidad no la usa como una mascarilla, sino que la deja en la ducha y la utiliza como exfoliante. Como se levanta a las cinco y media de la mañana, le encanta que contenga aceite de menta entre los ingredientes, porque resulta muy revitalizante. Ahora dice que no puede pasar sin ello porque le aporta una dosis de energía cada mañana”.