Durante años, las cremas hidratantes han sido el pilar indiscutible de muchas rutinas de cuidado facial. Sin embargo, nuevas voces expertas comienzan a cuestionar su rol principal. Una dermatóloga reconocida por su enfoque racional del cuidado cutáneo, quien asegura que “hidratar no siempre es sinónimo de mejorar la piel”.
Lidia Maroñas afirmó para Telva, que el exceso de hidratación puede llegar a ser contraproducente. “Una piel demasiado cómoda no se renueva”, explica. Según la especialista, al mantener constantemente hidratadas las capas superficiales, se ralentiza el proceso natural de recambio celular. Como resultado, la piel pierde luminosidad y uniformidad en la textura. “El queratinocito, que es la célula clave de la epidermis, necesita estímulo para regenerarse. Si lo mantenemos demasiado confortable, no se activa”, señala.
Retinol y niacinamida, los ingredientes más poderosos para cuidar la piel del rotstro
Pero entonces, ¿qué necesita realmente nuestra piel? La respuesta está en los ingredientes activos. Maroñas destaca el papel del retinol y la niacinamida, que estimulan la renovación cutánea, regulan el sebo, reducen manchas y mejoran la textura. Estos activos “ponen a trabajar la piel”, a diferencia de muchas hidratantes tradicionales que solo ofrecen confort inmediato.
No se trata de eliminar la crema hidratante de la rutina, sino de saber cuándo y cómo usarla. “Aplicarla sin necesidad puede generar dependencia cosmética, o incluso efectos no deseados como poros obstruidos y sensación de pesadez”, advierte la dermatóloga. En su consulta, la hidratación no se pauta como un paso obligatorio, sino como un recurso puntual, adaptado a la necesidad real de cada piel.
La recomendación de la especialista se bas en usar la mañana, un sérum antioxidante con niacinamida o ácido azelaico, seguido de un protector solar eficaz. Por la noche, retinol y activos reparadores, ajustados a cada tipo de piel. Para pieles más secas o maduras, sí puede ser útil añadir una crema con ingredientes que restauren la barrera cutánea.