Los excesivos métodos de belleza de Sissi de Austria

Los excesivos métodos de belleza de Sissi de Austria

¡Te sorprenderás al conocer todo lo que hacía la emperatriz de Austria para mantenerse bella y delgada en el siglo XIX!

La emperatriz de Austria Isabel de Baviera, mejor conocida como Sissi, era considerara una de las mujeres más bellas del siglo XIX en Europa. Sin embargo, su belleza tenía un costo muy alto?

La esposa del emperador Francisco José se obsesionó tanto con su imagen que trataba de mantenerse delgada y de que no se le viera ningún signo de envejecimiento en la piel. Se embarazó cuatro veces y, según allegados, odiaba los estragos de estos embarazos en su figura. Por ello, todos los días medía la circunferencia de su cintura, la cual tenía que medir 50 centímetros. Si un día medía un centímetro más, no comía nada; en sí, sus comidas eran mínimas y mantenía rutinas de ejercicio muy extensas.

Por ejemplo, algunos relatan que sus caminatas duraban hasta 10 horas. Además, era aficionada a la equitación, a la esgrima, a la natación y a la gimnasia, algo muy raro para la época. Tanta era su ofuscación que mandó construir un salón especial para practicar gimnasia, equipado con anillos, escaleras y todo lo necesario.

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Todo ello ocasionó que tuviera varios problemas físicos como ciática, reuma y edemas. Además, a causa de la mala nutrición, tenía un cutis muy deteriorado, que arreglaba con una gran diversidad de cremas y lociones. Uno de ellas era la ?Crema celeste?, compuesta por cera blanca, esperma de ballena, aceite de almendras dulces y glicerina. Otra era la ?Crema fría?, hecha de cera de abeja, aceite de almendras, agua de rosas y manteca de cacao.

Sissi también tenía un ritual para mantener su piel suave y lisa: se bañaba todas las noches con agua tibia y aceite de oliva. Eso sí, no utilizaba nada de maquillaje, ya que amaba la belleza natural y, por lo mismo, fue criticada por otras mujeres.

En cuanto a cómo se mantenía delgada, antes de dormir le daban un masaje y la envolvían con trapos empapados en vinagre de manzana. Otro de sus atractivos era su largo cabello ondulado, que llegaba hasta el piso. ¡Pasaba entre dos y tres horas diarias arreglándolo! Pero no lo hacía sola, contrató a la peluquera de un teatro, Franziska Angerer Feifalik, para que se encargara única y exclusivamente del arreglo de su cabellera. Todos los días al momento de peinarse, la emperatriz se sentaba en una silla en su habitación. Se colocaba una sábana blanca debajo de ella, y Franziska tenía que estar completamente vestida de blanco, incluso, utilizar guantes blancos, para peinarla. Cuando terminaba tenía que enseñarle todos los cabellos que se habían caído, si eran demasiados, la emperatriz se enojaba. Lavar su cabello era otro ritual, el cual se realizaba cada quince días. Se lo lavaba con una mezcla de coñac y yema de huevo, pero retirar la yema le tomaba un día entero.

¿Puedes creerlo?? Sin duda, a pesar de la época, la presión de la sociedad por lucir joven y bella hicieron que la royal realizara locuras rutinas de belleza y de alimentación.

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