Cuál es la diferencia entre la piel seca y la piel deshidratada: claves para identificarlas

Aunque puedan sonar como lo mismo, existen múltiples diferencias entre ambos tipos de dermis y conocerlas es primordial para darles el tratamiento que cada una necesita

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La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, pero no siempre se le da el cuidado necesario, pues a menudo se desconocen sus características principales. De ahí la importancia de saber reconocer los rasgos que la distinguen, especialmente cuando son deshidratadas o secas, dos de los tipos de dermis más frecuentes en mujeres de todas las edades.

Qué diferencias hay entre la piel seca y la piel deshidratada

Lo primero es saber cuáles son los signos específicos de cada caso, para así contrastarlas y descifrar sus diferencias. En este sentido, según un artículo de Dermatology and Skin Surgical Center, explica que la piel deshidratada es una afección cutánea que se genera cuando este órgano no recibe suficiente agua; mientras que la piel seca es un tipo de dermis, cuyos síntomas suelen ser provocados por la ausencia de aceites esenciales, complicación que está presente prácticamente desde el nacimiento.

Por lo que en otras palabras, deshidratada corresponde a la carencia de líquidos y/o el uso de ciertos productos que por sus componentes tienen la capacidad de absorber el agua de consumo y reserva. Y por otra parte, el término seca se le da a la piel que desde el primer momento presentó una carencia de fórmulas oleosas.

diferencias piel seca y piel deshidratada

Estas son las diferencias entre la piel seca y la piel deshidratada

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Cómo diferenciar la piel deshidratada de la piel seca

Para reconocer qué tipo de problema presenta la dermis, es necesario tener una idea clara del comportamiento que ha tenido desde siempre, pues así será posible encontrar los primeros indicios de que algo va mal. De forma general, los indicios para distinguir estas dermis entre sí son:

  • Apariencia. La piel deshidratada luce pálida y opaca, pero conservando su color; distinto a la piel seca que adquiere una apariencia blanca o en episodios de crisis muy enrojecida.
  • Textura. La piel seca suele sentirse áspera y mate, en contraste con la piel deshidratada que conserva su suavidad, con la diferencia de que llega a sentirse en extremo grasa.
  • Molestias. La piel deshidratada no tiene síntomas de importancia, contrario a la piel seca, que provoca comezón intensa, irritación, y en casos extremos, hasta zonas con descamación.
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