Dicen que sus últimas palabras fueron: “Está bien, Meryl”. Las dijo en un susurro antes de cerrar los ojos para siempre. Y no, no estaba bien. Nada podía estar bien. Eran las tres de la mañana del 12 de marzo de 1978 y, después de 10 meses de luchar contra el cáncer, el actor John Cazale había sido declarado muerto. Su novia, una rubia actriz en rápido ascenso, se negaba a aceptarlo.
Según cuenta Michael Schulman, autor de Her Again: Becoming Meryl Streep, la pareja llevaba apenas unos meses compartiendo un departamento en Manhattan cuando el fatídico diagnóstico de cáncer de pulmón les fue notificado y, aquella noche, ante el cuerpo de Cazale, Meryl lloraba y daba pequeños golpes en su pecho tratando de reanimarlo. El romance duró dos años entre hospitales y cuidados especiales, pero, por fortuna, también en sets de cine que dejaron testigo de una pareja casi perfecta que Al Pacino decía que “parecía que lo podía todo”.
Streep y Cazale compartieron créditos en la película The Deer Hunter, que le dio a ella su primera nominación al Oscar. Una victoria agridulce ya que Cazale, quien era uno de los actores más prometedores del momento, tras su participación en la saga El Padrino, falleció ese mismo año. “No era como nadie que hubiera conocido antes. Su humanidad, su curiosidad sobre la gente, su compasión”, dijo Meryl de quien fue su trágico primer amor.
CÓMO NACE UNA ESTRELLA
Meryl es la unión de Mary Louise, los nombres que Harry William Streep Jr. y Mary Wilkinson Streep le dieron a su primogénita, la mayor de los tres hijos que tendrían en total. Aunque era una chica introvertida, hacía todo menos parecerlo. Desde su infancia en Bernardsville, Nueva Jersey, donde nació el 22 de junio de 1949, mostró interés por el canto y la actuación, haciéndolo notar en las obras que realizaban en su escuela presbiteriana. Su voz era tan potente que su madre la inscribió a clases de ópera, pero, aunque el camino era próspero, Mary Louise notó que su gran pasión era la actuación.
Ya en la preparatoria se quedaba con los papeles principales de todas las obras. Y combinaba su participación en ellas con sus entrenamientos como porrista, su intervención en el coro y sus clases, en las que siempre tuvo calificaciones de excelencia. Además, tenía un novio que, por supuesto, era integrante del equipo de futbol. Era, por aquel entonces, el cliché de la chica de oro estadounidense y, aunque era hermosa, Michael Schulman apunta en su biografía que “todos parecían notarlo menos ella”. Pese a que sabía que tenía talento histriónico, cuando pensaba en hacer una carrera de ello, Mary Louise nunca se imaginaba siendo una estrella de cine, ya que éstas siempre son bellas. Pensaba en Audrey Hepburn o en Jane Fonda, y sentía que no llegaría a ningún lado, “al menos no con esa nariz”.
Por fortuna, haciendo frente a sus inseguridades, decidió estudiar drama. Lo hizo en el Vassar College, en el Dartmouth College y, finalmente, en la Universidad de Yale, donde se graduó de una maestría en Bellas Artes. Fue ahí cuando comenzó a catapultar su carrera, que la llevó al teatro por medio del prestigioso festival Shakespeare in the Park. Fue ahí, ya convertida en Meryl, que participó en la obra Measure for Measure, donde conoció a John Cazale y se enamoró de él sin imaginar lo que les depararía el destino.
EL AMOR LLAMA A LA PUERTA
“Nunca vi a una persona siendo tan devota hacia alguien que se está yendo como John lo hizo”, mencionó Al Pacino, tras la muerte de uno de sus mejores amigos. “Verla [a Meryl] en ese acto de amor por John fue realmente conmovedor”.
Tras el fallecimiento de Cazale, la actriz de 29 años se sintió perdida a pesar de estar en un pico de subida en su carrera. Todos a su alrededor trataban de levantarle el ánimo y fue así como un amigo de su hermano le ofreció vivir en su departamento para cambiar de aires mientras él salía de viaje. En la revista británica Yours, el escultor Don Gummer, dueño del espacio en el que se alojó la actriz, contó: “Meryl estaba destrozada por la muerte de John y yo sólo quise hacer algo que la ayudara. Pero muy pronto me di cuenta de que me estaba enamorando de ella”.
De manera sorprendente, a Streep le pasó lo mismo. En septiembre de 1978 se casó con Don. Muy pronto para algunos, pero decisivo para ella. “Aún no había superado la muerte de John, pero Don me enseñó a hacerlo”. Pareciera que Cazale, no queriendo dejarla sola, le hubiera enviado a quien sería el amor de su vida. Meryl y John llevan nada menos que 45 años juntos. Sobre el éxito de su matrimonio opina que se debe “a su buena voluntad, su disposición a la flexibilidad y a saber quedarse callados de vez en cuando”. Comenzaron una familia. Un año después de la boda nació su hijo Henry, en 1983 llegó Mamie, en 1986 Grace y, fiinalmente, en 1991 dieron la bienvenida a Louisa. Una mujer casada, mayor de 40 y con cuatro hijos parecería no ser material para Hollywood. Pero la siempre desafiante Meryl se las arregló no sólo para seguir trabajando, sino para consagrarse como una de las mejores opciones femeninas para papeles protagónicos. Su Oscar obtenido en 1979 por Kramer vs. Kramer, donde superó un conflictivo rodaje con Dustin Hoffman, la respaldaba. Y con Henry siendo aún un bebé logró una de las mejores actuaciones en su carrera con La decisión de Sophie, que le dio el Oscar a Mejor actriz.
LA SUERTE DE LA ¿FEA?
Hay algo que reconocerle a Meryl, además de su talento, su terquedad y su imposibilidad de dejarse caer. Porque, aunque los éxitos empezaron a lloverle sin parar desde finales de los 70, si no fuera una mujer obstinada quizá no habríamos sabido nunca nada de ella. Esto porque en 1976, la jovencita que pensaba que no llegaría a ser una estrella de cine ‘con esa nariz’, vio su temor hacerse realidad durante una audición. El papel era el de Dwan, la damisela en apuros capturada por un gorila gigante llamado King Kong que, por cierto, sería una más de las múltiples versiones de este clásico del cine. Cuentan que, al ver llegar a Meryl al casting, el productor Dino De Laurentiis, quien al final decidió darle el protagónico a la también legendaria Jessica Lange, le gritó a su hijo, encargado de hacer el casting: “¡Qué fea! ¿Por qué me traes esta cosa tan fea?”. Para su sorpresa, la joven entendía italiano. Sobre esta experiencia, Streep, quien por cierto siempre ha lucido hermosa, contó en el show de Graham Norton: “Entré a su increíble y lujosa oficina en Manhattan y su hijo me presentó ante él con mucho orgullo por haber ‘descubierto’ a esta nueva actriz y entonces él gritó aquello. Le respondí en italiano: ‘Lamento no ser lo suficientemente bonita para King Kong’ y me fui”. Los otros invitados al programa, Mark Ruffalo y James McAvoy, estallaron en carcajadas al pensar en el tremendo error del productor. Quién sabe qué pensaría después De Laurentiis al ver a la mujer que rechazó por ser fea recibir ovaciones internacionales y decenas de premios, sin mencionar la gran aceptación del público. Pero para Meryl, una joven actriz buscando oportunidades, quedó claro que no debía dejarse caer, que ella podía lograrlo todo.
LEYENDA VIVA
Famosa por su capacidad de imitar acentos –ha logrado parecer nativa de Polonia, de Inglaterra o lo que le pidan– también es célebre por su versatilidad. Desde dramas, como La decisión de Sophie, hasta películas románticas, como Los puentes de Madison. Meryl Streep brilló en la comedia de culto She-Devil; películas de ciencia ficción, como A.I Inteligencia artificial; adaptaciones literarias, como Las horas, de Virginia Woolf, o haciendo personajes que se volvieron iconos de la cultura pop, como Miranda Priestly, la cruel editora de The Devil Wears Prada. También nos hizo cantar los éxitos de ABBA en Mamma Mia!, recuperar las recetas de Julia Child gracias a su carismática interpretación de la chef en Julie & Julia y hasta odiarla un poco por sus papeles de abuela agresivo-pasiva en la serie Big Little Lies y el de la absurda presidenta Orlean en Don’t Look Up (una clara parodia de Donald Trump).
Este junio, cumpliendo 74 años, Streep continúa retando a la industria del entretenimiento al mantenerse vigente. Y aunque asegura que siempre le promete a su esposo que ya se va a retirar, su fichaje en series como Extrapolations, para Apple TV+, nos muestra que ha encontrado en el streaming una nueva adicción. Así que podemos estar seguros de que ese retiro no llegará pronto y que podremos seguir disfrutando de sus espléndidas interpretaciones y de la belleza que aporta a todos los proyectos en los que participa. Y sí, con esa nariz.